Hoy comenzamos una serie de cuatro entradas en las que queremos compartir nuestra primera experiencia llevando el bienestar animal a centros educativos de secundaria. En estos centros hemos trabajado como entidad del tercer sector en los proyectos de aprendizaje y servicio de 3º y 4º de la ESO. La idea de esta serie es abordar en cada artículo la temática que tratamos en clase, las dudas que surgieron, los retos que enfrentamos y las sorpresas que nos brindaron los estudiantes.
Las actividades se llevaron a cabo en dos centros educativos cercanos a la protectora con la que colaboramos: uno en Sant Vicenç dels Horts y otro en Vallirana. Ambos estaban lo suficientemente próximos para que los estudiantes pudieran realizar sus horas de voluntariado en la protectora de animales. El proyecto incluía entre tres y cinco horas de aprendizaje en el aula y entre diez y quince horas de voluntariado activo en el refugio de animales.
Como en todas mis sesiones, independientemente del nivel o la temática, siempre comienzo con una pregunta clave: ¿Por qué habéis elegido este proyecto y no otro? La mayoría de los estudiantes mencionaron que les gustan los animales y que querían colaborar con la causa. Sin embargo, me gustaría destacar un par de respuestas que me parecieron especialmente significativas: “Tengo grandes expectativas, ya que me gustan los animales. Todos los trabajos que hacemos me parecen bien, y me gustaría saber cómo educar a un perro” y “Pienso que va a ser una experiencia muy divertida, me gustaría pasear perros de razas diferentes, además me gustaría saber cómo tratar a un perro sin molestarlo ni hacerle daño, y aprender a detectar qué necesitan”.
Una vez introdujimos el objetivo del proyecto, comenzamos a hablar sobre bienestar animal. Aunque este concepto está muy presente en las noticias y es un tema de total actualidad, no es tan fácil de definir como parece. En nuestras sesiones fomentamos la participación de los estudiantes. Más allá de aportar definiciones cerradas, creamos el conocimiento de forma compartida.
Comenzamos con la pregunta: “¿Qué es bienestar?” A través de un debate, llegamos a un consenso: bienestar es “estar bien”. Pero enseguida planteamos una nueva pregunta: “¿Para todos el concepto de ‘estar bien’ es igual?” Esta simple pregunta abrió un debate enriquecedor. Los estudiantes comenzaron a darse cuenta de que el concepto de bienestar varía de persona a persona, y esto les llevó a reflexionar sobre cómo se podría aplicar esta idea al bienestar animal.
Otro concepto que parecía sencillo de abordar, pero que terminó siendo más complicado, fue la definición de animal. Mientras que todos coincidían en que los perros son animales que merecen tener bienestar, cuando nos alejamos de los animales más comunes (perros, gatos, vacas, cerdos), la definición comenzó a complicarse. El debate sobre insectos, crustáceos y otros seres vivos abrió una reflexión interesante. Finalmente, decidimos centrarnos en los mamíferos, los cuales están más cerca de nosotros y con los que podíamos poner ejemplos claros durante las sesiones.
La siguiente parte de la sesión abordó los derechos de los animales, un tema que sorprendió a más de uno. A pesar de que algunos estudiantes podían mencionar derechos (la mayoría de ellos de actualidad), ninguno era capaz de explicar quién otorga esos derechos, quién los promulga y cómo se defienden. Es difícil explicar si los animales tienen derechos y, en caso afirmativo, cómo los han conseguido, si no son capaces de entender cómo el ser humano adquirió los suyos. Esto nos llevó a una reflexión profunda sobre cómo el ser humano adquirió sus propios derechos.
Para facilitar el entendimiento, explicamos los principios básicos del derecho y presentamos las cinco libertades que tienen los animales, primero de forma participativa y luego con un cuestionario online que motivó a los estudiantes a profundizar y afianzar los conceptos aprendidos.
Esta primera sesión fue, sin duda, la más teórica, pero también la más fundamental. Los estudiantes tuvieron la oportunidad de explorar y comprender conceptos que, para muchos, no estaban claros. Fue una excelente introducción al bienestar animal y los derechos de los animales, sentando las bases para futuras discusiones más profundas.
En la próxima entrada, hablaremos sobre la relación entre el ser humano y los animales.
Hoy comenzamos una serie de cuatro entradas en las que queremos compartir nuestra primera experiencia llevando el bienestar animal a centros educativos de secundaria. En estos centros hemos trabajado como entidad del tercer sector en los proyectos de aprendizaje y servicio de 3º y 4º de la ESO. La idea de esta serie es abordar en cada artículo la temática que tratamos en clase, las dudas que surgieron, los retos que enfrentamos y las sorpresas que nos brindaron los estudiantes.
Las actividades se llevaron a cabo en dos centros educativos cercanos a la protectora con la que colaboramos: uno en Sant Vicenç dels Horts y otro en Vallirana. Ambos estaban lo suficientemente próximos para que los estudiantes pudieran realizar sus horas de voluntariado en la protectora de animales. El proyecto incluía entre tres y cinco horas de aprendizaje en el aula y entre diez y quince horas de voluntariado activo en el refugio de animales.
Como en todas mis sesiones, independientemente del nivel o la temática, siempre comienzo con una pregunta clave: ¿Por qué habéis elegido este proyecto y no otro? La mayoría de los estudiantes mencionaron que les gustan los animales y que querían colaborar con la causa. Sin embargo, me gustaría destacar un par de respuestas que me parecieron especialmente significativas: “Tengo grandes expectativas, ya que me gustan los animales. Todos los trabajos que hacemos me parecen bien, y me gustaría saber cómo educar a un perro” y “Pienso que va a ser una experiencia muy divertida, me gustaría pasear perros de razas diferentes, además me gustaría saber cómo tratar a un perro sin molestarlo ni hacerle daño, y aprender a detectar qué necesitan”.
Una vez introdujimos el objetivo del proyecto, comenzamos a hablar sobre bienestar animal. Aunque este concepto está muy presente en las noticias y es un tema de total actualidad, no es tan fácil de definir como parece. En nuestras sesiones fomentamos la participación de los estudiantes. Más allá de aportar definiciones cerradas, creamos el conocimiento de forma compartida.
Comenzamos con la pregunta: “¿Qué es bienestar?” A través de un debate, llegamos a un consenso: bienestar es “estar bien”. Pero enseguida planteamos una nueva pregunta: “¿Para todos el concepto de ‘estar bien’ es igual?” Esta simple pregunta abrió un debate enriquecedor. Los estudiantes comenzaron a darse cuenta de que el concepto de bienestar varía de persona a persona, y esto les llevó a reflexionar sobre cómo se podría aplicar esta idea al bienestar animal.
Otro concepto que parecía sencillo de abordar, pero que terminó siendo más complicado, fue la definición de animal. Mientras que todos coincidían en que los perros son animales que merecen tener bienestar, cuando nos alejamos de los animales más comunes (perros, gatos, vacas, cerdos), la definición comenzó a complicarse. El debate sobre insectos, crustáceos y otros seres vivos abrió una reflexión interesante. Finalmente, decidimos centrarnos en los mamíferos, los cuales están más cerca de nosotros y con los que podíamos poner ejemplos claros durante las sesiones.
La siguiente parte de la sesión abordó los derechos de los animales, un tema que sorprendió a más de uno. A pesar de que algunos estudiantes podían mencionar derechos (la mayoría de ellos de actualidad), ninguno era capaz de explicar quién otorga esos derechos, quién los promulga y cómo se defienden. Es difícil explicar si los animales tienen derechos y, en caso afirmativo, cómo los han conseguido, si no son capaces de entender cómo el ser humano adquirió los suyos. Esto nos llevó a una reflexión profunda sobre cómo el ser humano adquirió sus propios derechos.
Para facilitar el entendimiento, explicamos los principios básicos del derecho y presentamos las cinco libertades que tienen los animales, primero de forma participativa y luego con un cuestionario online que motivó a los estudiantes a profundizar y afianzar los conceptos aprendidos.
Esta primera sesión fue, sin duda, la más teórica, pero también la más fundamental. Los estudiantes tuvieron la oportunidad de explorar y comprender conceptos que, para muchos, no estaban claros. Fue una excelente introducción al bienestar animal y los derechos de los animales, sentando las bases para futuras discusiones más profundas.
En la próxima entrada, hablaremos sobre la relación entre el ser humano y los animales.