¿Para qué narices queremos un blog?
Después de años difundiendo nuestras actividades a través de diferentes canales digitales, nos hemos encontrado mil y un argumentos a favor y en contra de la utilidad de tener un blog: «Mejora tu SEO», «posiciónate mejor en Google», «el blog mantiene viva tu web», o, por el contrario, «olvídate de eso y dedica tus esfuerzos a TikTok», «Facebook está muerto», «la gente ya no sabe leer»… También hemos escuchado que «la calidad no se valora» y «todo tiene que ser vídeos cortos».
Al principio pecamos de no tener claro nuestro propósito. Empezamos porque alguien nos dijo que era necesario, sin saber exactamente qué queríamos comunicar ni cómo. Pensábamos en términos de posicionamiento, algoritmos y en ahorrar en publicidad. La realidad es que, en ocasiones, sentíamos que estábamos gritando en un idioma que nadie entendía…
¿Qué nos hace expertos? ¿Qué nos hace diferentes? ¿Qué nos hace interesantes?
Como una persona adulta y consciente de su entorno, nuestra fundación ha entendido algo: va a hablar de lo que sabe, no de lo que le digan que tiene que hablar, y va a hacerlo como cree que debe contarlo, no con palabras clave repensadas (alguna habrá; aunque no conozcamos al señor Google, queremos caerle un poco bien).
Así que todo este rollo es para contaros que hemos creado un blog y que queremos utilizarlo para contar cosas que realmente creemos que pueden generar un cambio.
Queremos utilizar este espacio para:
¿Cómo lo vamos a hacer?
En resumen, nuestro blog no será un simple canal de comunicación; será una herramienta para fomentar la educación, el debate y la participación en torno al bienestar animal. Queremos aprender de toda la comunidad educativa (desde directores hasta alumnos) sobre cómo mejorar el conocimiento de los estudiantes sobre el bienestar animal.